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EL OCCIDENTE ISLÁMICO COMO DIOS MANDA

Tanto de la comunidad cristiana como de la islámica vemos cómo surgen personas concretas, como políticos o dirigentes, que actúan injustamente y se alejan de la ortodoxia religiosa, se alejan del cumplimiento de la palabra de Dios. Está claro que si esta persona hace alarde de ser cristiano o musulmán es legítimo reprocharle su alejamiento de la justicia. Sin embargo ha habido y hay dirigentes que con actitudes tibias pero mostrándose en los templos, como Pinochet en la iglesia, no se van a pedir explicaciones de lo que hace un dictador ni al Vaticano ni a la cristiandad entera. Efectivamente, de lo que hacen algunos cristianos o musulmanes no son culpables todos los cristianos del mundo ni todos los musulmanes del mundo, que juntos formamos ya casi dos tercios de la humanidad.

El hecho de que existan terroristas, asesinos, criminales, extraviados todos, que han surgido del seno de nuestras comunidades de creyentes, no nos hace culpables de sus actos de maldad.

En estos momentos en los que todas las instancias de todo el mundo proclaman que los cristianos y los musulmanes estamos unidos en trabajar para el bien común y reducir en lo posible el mal en el mundo, encontramos a unos pocos periodistas haciendo un chocante ejercicio de irresponsabilidad haciendo tabla rasa con todos los creyentes, cuando es claro que un criminal es un errado o alguien que ha perdido la fe, y concluyen que todos los creyentes somos criminales, lo cual es una aberración en sí misma. La palabra auténtica de Dios solo puede llevar al bien, y su manipulación es un grave pecado contra Dios, fenómeno que conocen muy bien los especialistas en sectas.

Las más peligrosas son las sectas asesinas, con adeptos dispuestos a suicidarse asesinando. Estas sectas terroristas asolaban oriente desde el siglo XII e.c. pero ya azotan todo el mundo, incluido occidente.

Hoy en día el mundo es una aldea global en la que no hay diferencia entre occidente y oriente, hay musulmanes occidentales y cristianos orientales, las civilizaciones se complementan y enriquecen con sus filósofos y corrientes de pensamiento, no siendo algo que defina a una civilización, ni la raza ni la religión.

Un hispano puede ser de cualquier raza o religión, y lo que le defina como hispano será su idioma, su medio de aprendizaje y expresión. Un árabe puede ser cristiano o musulmán, blanco o negro, oriental u occidental, lo que le definirá como árabe será su lengua, su vehículo cultural. El 50% de los árabes libaneses son cristianos y el 80% de los musulmanes del mundo no son árabes. Hay musulmanes y cristianos de todas las razas, lenguas y culturas, en todas las civilizaciones. La misma civilización occidental se ha nutrido de un Averroes musulmán y de un Maimónides judío. Los musulmanes y judíos españoles son tan occidentales como los cristianos. Las iglesias orientales no pertenecen al pensamiento occidental y son tan cristianos como los occidentales.

A través de los tiempos hemos observado que cuando un pueblo protesta por su situación mísera y sin salida a sus dictadores, estos gobiernos y grupos políticos echan la culpa a un supuesto enemigo exterior, que puede ser los EE.UU. o la potencia del momento, o la irrisoria amenaza de una supuesta conjura judeo masónica o cristiano capitalista. Siempre distrayendo la atención a otra parte y no a su penosa política económica y social.

Podemos encontrar en diversos países grupos político-religiosos extremistas radicales, y gobernantes rigoristas, ambos con un componente ultraderechista y dictatorial muy importante. Para llegar a conseguir sus fines deben imponer sus criterios al resto de la sociedad y para ello deben llegar al poder o formar grupos de presión social. Así el islamismo cambia su significado: el Islam es una religión pero el islamismo es una tendencia política de ultraderecha.

El radicalismo se define por su deseo de transformar las estructuras sociales de un país sin respetar, por tanto, el resto de opiniones y formas de vida.

El extremismo se define por llevar al extremo más tenso las opiniones y acciones. El radicalismo y el extremismo van de la mano en sociedades dictatoriales donde se impone un único criterio.

Cuando se llega al rigorismo, que se define como la extrema severidad, sobre todo en las normas éticas y morales, ya sea en sectores sociales o desde un gobierno, se llega a la cima de la dictadura, que es llegar a dictar desde tus relaciones personales o el vestido hasta tu íntima relación con Dios.

No es correcto denominar a ciertos movimientos como "fundamentalistas", ya que preservar el fundamento en el que se basa una ideología o una religión no tiene por qué implicar acciones violentas como no lo fueron los fundamentalistas estadounidenses. Tampoco es correcto denominarlos como "integristas", ya que guardar la integridad de las tradiciones, no implica que se las quiera imponer por fuerza a los demás. En España el integrismo por antonomasia fue el carlista. Cualquiera puede querer y defender sus tradiciones, como la cultura y lengua vascas o catalanas, pero eso no le hace un terrorista.

Desde la justificación de las cruzadas, por las que ya han pedido perdón los católicos a la humanidad, nadie ha vuelto a invocar una "guerra santa", concepto inexistente en el Islam ya que la pureza de la santidad es incompatible con el concepto de guerra. Es lamentable que algunos intérpretes traduzcan así el término de yihad menor, que no es otra cosa que la legítima defensa colectiva o guerra legítima, ya que solo puede haber una guerra legítima, la defensiva. Atacar es un acto injusto.

A lo largo de la historia de la humanidad con gobernantes injustos, se registran actos de provocación o sabotaje de una potencia a otra, de modo que sea el otro quien declare la guerra y así poder justificar su supuesta defensa. Por excusas más pequeñas todavía invadía la Alemania nazi a sus vecinos. En este sentido es donde se debe determinar que los actos de sabotaje o terrorismo de una colectividad a otra suponen actos de ataque injusto. No sólo se hace una guerra en el frente, también detrás de las líneas. §Continúa§2ªparte§

12/09/01

 

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